lunes, 5 de septiembre de 2011

LA VIRGEN DEL ROSARIO DE ARANZAZU.


Una manifestación muy arraigada, muy extendida en la región, como pueblo amante y fiel a su religiosidad.

La historia y la institución de la fiesta se remontan ya desde el año de 1571 en la batalla de Lepanto.
Los Musulmanes ya habían arrasado con la cristiandad en el norte de África, en el medio Oriente y otras regiones, España y Portugal de habían librado después de ocho siglos se lucha. La amenaza se cernía una vez más sobre toda Europa. Los turcos se preparaban para dominarla y acabar con el cristianismo. La situación para los cristianos era desesperada. Italia se encontraba desolada por una hambrona, el arsenal de Venecia estaba devastado por un incendio. Aprovechando esa situación, los turcos invadieron a Chipre con un formidable ejército. Los defensores de Chipre fueron sometidos a las más crueles torturas.

El Papa Pío V, trató de unificar a los cristianos, para defender el continente, pero contó con muy poco apoyo. Por fin se ratifico la alianza en mayo del 1571. La responsabilidad de defender el cristianismo, cayó principalmente en Felipe ll Rey de España, los venecianos y genoveses, para evitar rencillas, se declaró al Papa como jefe de la liga, a Marco Antonio Colorna como general de los galeones y Don Juan de Austria generalísimo. El ejército contaba con 20.000 buenos soldados, además de marineros, la flota tenia 101 galeones y otros barcos más pequeños.

El Papa envió su bendición apostólica y predijo la victoria y conciente del poder de la devoción al rosario, pidió a toda la comunidad cristiana que lo rezara y que hiciera ayuno, suplicándole a la Santísima Virgen su auxilio ante aquel peligro.

Poco antes del amanecer del 7 de octubre, la liga cristiana encontró a la flota anclada en el puerto de Lepanto. Al ver los turcos a los cristianos, fortalecieron sus tropas y salieron en orden de batalla. Los Turcos poseían la flota mas poderosa del mundo, contaban con 300 galeras, además tenían miles de cristianos estaban en gran desventaja, siendo su flota mucho mas pequeña pero poseían un arma insuperable! El Santo Rosario
¡. En la bandera de la nave capitana de la escuadra cristiana, ondeaban la Santa Cruz y el Santo Rosario. Mientras tanto, miles de cristianos en todo el mundo dirigían si plegaria a la Santísima Virgen con el Rosario en la mano para que ayudara a los cristianos en aquella batalla decisiva.

Don Juan dio la señal de batalla enarbolando la bandera enviada por el Papa, con la imagen de Cristo Crucificado y de la Virgen y se santiguo. Los generales cristianos animaron a sus soldados y dieron la señal para rezar, los soldados cayeron de rodillas ante el crucifijo y continuaron en esa postura de oración ferviente, hasta que las flotas se aproximaron. Los Turcos se lanzaron sobre los cristianos con gran rapidez, pues el viento les era favorable, especialmente siendo superiores en numero y en el ancho de sus líneas. Pero el viento que era muy fuerte, se calmo justo al comenzar la batalla. Y, comenzó a soplar en la otra dirección ahora favorable a los cristianos, el huno y el fuego de la artillería se iban sobre el enemigo, casi cegándolos y al fin agotándolos. La batalla fue terrible y sangrienta, después de tres horas de lucha, el ala izquierda cristiana, bajo Barbarigo, logró hundir el galeón de Siroch. Su perdida desanimó a su escuadrón y, presionado por los venecianos, se retiro hacia la costa. Don Juan viendo esta ventaja redoblo el fuego matando así a Halí, el general Turco. Abordó su galeón bajo su bandera y grito ¡Victoria ¡ Los cristianos procedieron a devastar el centro. Loucheli, el turco, con gran ventaja numérica y un frente mas ancho, mantenía a Doria y el ala derecha a distancia, hasta que el Marqués de Santa Cruz vino en su ayuda. El Turco entonces escapó con 30 galeones, el resto habían sido hundidos o capturados.
La batalla duro desde alrededor de las 6 de la mañana hasta el anochecer cuando la oscuridad y aguas picadas obligaron a los cristianos a buscar refugio.
El Papa Pío V. desde el Vaticano no cesó de pedirle a Dios con manos elevadas como Moisés. Durante la batalla, se hizo procesión del Rosario en la iglesia de Minerva, en la que se pedía por la victoria. El Papa estaba conversando con algunos cardenales, pero de repente los dejó, se quedo algún tiempo con sus ojos fijos en el cielo, cerrando el marco de la ventana dijo “no es hora de hablar mas, sino de dar gracias a Dios por la victoria que ha concedido a las armas cristianas”. El hecho fue asentado y auténticamente inscrito en aquel momento y después en el proceso de canonización de Pío V.
Las autoridades después, compararon el preciso momento de las palabras del Papa Pío V. con los registro de la batalla y encontraron que concordaban de forma precisa, pero la mayor razón de reconocer el Milagro de la victoria naval es por los testimonios de los prisioneros capturados en la batalla. Ellos testificaron con una convicción incuestionable de que habían visto a Jesucristo, San Pedro, San Pablo y, una multitud de Ángeles, espada en mano, luchando contra Selin y los turcos, cegándolos con humo.

Los cristianos lograron una milagrosa victoria, que cambió el curso de la historia, con el que se reforzó intensamente la devoción al Santo Rosario.
En gratitud perpetua a Dios por la victoria, el Papa Pío V. instituyo la fiesta de la Virgen de las Victorias, después conocida como la fiesta del Rosario, para el primer domingo de octubre.

El Papa Pío V. murió el primero de mayo de 1572, fue beatificado por Clemente X. en 1672 y, canonizado por Clemente Xl en 1712, sus restos mortales están en la basílica de Santa María la Mayor en Roma.

En 1573 el Papa Gregorio Xlll le cambió el nombre a la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario.


San Pío X. La fijó en el 7 de octubre y afirmó ¡Denme un ejercito que rece el Rosario y vencerá al mundo¡

Fuetes: Compañeros de Camino. Luis Enrique Gómez -Adiacono.
Adaulfo Andrade cronista .

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